REVISTA DE ETNOGRAFÍA GRÁFICA
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La industria del Esparto en Jumilla

El comienzo de la actividad industrial suele estar vinculado al aprovechamiento de los recursos naturales existentes en la zona. Este es el caso de Jumilla, cuya actividad industrial tradicional se inició con la producción de vino y con la manufactura del esparto. El extenso término municipal de Jumilla, con amplias zonas de montaña caliza, es lugar de extraordinaria abundancia de esta planta gramínea, la stipa tenacísima, ya perfectamente descrita por el geógrafo romano Estrabón . El uso del esparto en la artesanía y para los consumos locales puede considerarse inmemorial. La utilización industrial de este producto comporta unos sistemas de producción en masa, el uso de una tecnología capaz de racionalizar y abaratar el proceso de producción y la existencia de una demanda de mercado amplia, susceptible de ser atendida con unos adecuados medios de transporte. Todos estos condicionantes comienzan a darse a finales del siglo XIX y se van consolidando durante los primeros años del siglo pasado. El examen de los volúmenes de esparto arrancado en los montes de Jumilla, según los datos de las subastas municipales, podría dar fáciles pistas sobre el grado de la actividad industrial del esparto en la localidad y ciudades limítrofes.

|+|Dos carros con cofines de esparto. FOTO:F. Baños ARCHIVO: C. Herrero

|+|El tren mercancías cargado de cofinería de esparto para su salida por Villena. FOTO: F. Baños ARCHIVO: C. Herrero



Jumilla es prácticamente el centro geográfico de la zona de las provincias de Murcia, Albacete y Alicante donde con mayor abundancia se da el esparto en las solanas de los montes o en los suelos sin roturación agrícola. El hecho, además, de ser el Ayuntamiento de Jumilla el mayor propietario de espartizales del sureste español, sin contar al Estado, tuvo bastante importancia a la hora de poner el producto en manos de los industriales mediante un sistema de subastas por lotes o zonas de cogida. Los espartizales privados eran de mucha menor importancia, pero facilitaron una saneadas rentas de apoyo a la deprimida agricultura de la zona.


|+|Cogida del esparto. FOTO: José Antonio
|+|Campamento y tendía del esparto. ARCHIVO: Salvadora Iniesta Piqueras.



Tras la cogida a mano en el monte, el proceso industrial del esparto tenía dos claras fases. La primera consistía en el descascarillado de la planta y la obtención de las fibras. La segunda en el hilado y confección de los distintos productos de uso. Estas actividades industriales coexistían con algunas manufacturas de esparto entero, sin industrializar, como la confección de capachos para su utilización en las prensas de bodegas y almazaras y algunos tipos de envases, esteras y cordelería. En Jumilla se dieron todas estas manufacturas y sobre todo tuvo importante desarrollo la industria de primera fase, es decir, la ruptura de la cáscara y la obtención de la fibra. En menor medida, hubo también alguna actividad industrial de hilado, dentro de la segunda fase de producción industrial a que hemos aludido.

|+|Dos operarios hilando en el Prado.FOTO: Marimar |+|Máquina de hilar en el Prado.FOTO: Marimar ARCHIVO: Pilar Poveda Penalva.




A las fábricas de la localidad llegaba el esparto algo aligerado de peso tras haber estado unos días tendido al sol en los mismos lugares de cogida, en el monte. En las importantes fábricas jumillanas se iniciaba el proceso industrial poniendo en agua el esparto en unas grandes balsas a este fin, durante varias semanas. De este modo el esparto crudo pasaba a ser esparto cocido, proceso mediante el cual se ablandaba la durísima cascarilla que cubre las fibras que forman las hojas filamentosas de la planta. El esparto cocido y secado posteriormente al sol, era machacado con unos mazos o batanes, de tracción eléctrica, que rompían la cáscara y dejaban la fibra al aire, en el proceso que se llamaba de picado. En los últimos años de la industria, los mazos empezaron a ser sustituidos por máquinas de rodillos de acero. El esparto picado era el producto final de las fábricas de primera transformación y pasaba a ser materia prima para otras industrias de producción de hilados y confección de multitud de productos de uso, desde sacos a estropajos para uso doméstico. La mayor parte de esparto picado que salía de las fábricas de Jumilla se vendía a las industrias de fabricación de sacos y otros productos, ubicadas principalmente en Valencia.



|+|Hacinas de esparto en la industria del Arsenal. FOTO: F. Baños ARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo.
|+|Esparto amontonado y preparado para cocer. FOTO: F. BañosARCHIVO: C. Herrero.
|+|Balsas de cocción del esparto en el Arsenal. FOTO: F. BañosARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo. |+|Al fondo llenado de una de las balsas, en primer plano una llena de agua en plena cocción. FOTO: F. Baños ARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo.
|+|Secado del esparto en las instalaciones del Arsenal. FOTO: F. Baños ARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo.
|+|Detalle de los mazos de el Arsenal en el interior de una de sus naves. FOTO: F. BañosARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo.



La industria local del esparto, cuya vida podemos situar entre 1890 y 1960 tuvo diversos momentos de auge y declive, hasta llegar a su extinción definitiva, sustituido el esparto por otros productos y desaparecido el sistema de economía autárquica mantenido en nuestro país desde el final de la última guerra civil, con la paulatina liberalización de las importaciones. Hubo momentos de auge importantes, coincidiendo con las dos guerras mundiales (1914-1918 y 1939-1945), periodos durante los cuales se suspendió totalmente la introducción en Europa de fibras textiles alternativas, básicamente el yute asiático. La puesta en servicio del ferrocarril de vía estrecha que enlazaba Cieza, Jumilla, Yecla y Villena, en los años veinte del siglo pasado, supuso un alza en la industria, que podía enviar por ferrocarril desde Jumilla el esparto picado a sus mercados de destino.

|+|Instalaciones del Arsenal recien construido. FOTO: Vilomara ARCHIVO: P. Guardiola |+|Descarga de esparto en las naves del Arsenal. FOTO: Vilomara ARCHIVO: P. Guardiola
|+|Instalaciones y naves del Arsenal. FOTO:F. Baños ARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo
|+|Aserradero que funcionó en el Arsenal cuando el esparto comenzó a declinar. FOTO: F. Baños ARCHIVO: F. Sánchez-Cerezo



En Jumilla llegaron a funcional simultáneamente seis u ocho fábricas de esparto de una cierta importancia. Una de las fábricas más antiguas e importantes fue la de El Arsenal y la única de la que se conserva parte de sus antiguas instalaciones. Las naves que permanecen en pie junto a la calle Goya fueron construidas en 1908 y es de lo poco que queda en Jumilla de arqueología industrial. Se trata de unos edificios proyectados por ingenieros de la época, con unos criterios de diseño y funcionalidad diferentes y singulares con respecto a las construcciones tradicionales para uso industrial de la localidad. También la industria del esparto supuso la introducción y uso de nuevas prácticas y tecnologías. Para alimentar las balsas de agua para introducir el esparto y ablandar la cáscara, según hemos explicado, se construyeron nuevos pozos, de profundidad y aforo considerables, cuyas aguas, tras su uso en la industria, pasaban a incrementar los caudales para el riego de la huerta tradicional de Jumilla. También fue necesaria la instalación de generadores de energía eléctrica, en unas épocas en las que el suministro de electricidad era muy deficiente.



|+|Obreras jumillanas en los mazos del Arsenal.

|+|Trabajadoras picando esparto en los mazos.
|+|Detalle de una operaria en los mazos. Se observa que las piernas las tiene metidas en el foso que había escavado en el suelo justo delante de los mazos.
|+|Trabajadoras de los mazos en un descanso a la puerta de la nave. FOTO:José Antonio




Especialmente relevante fue la repercusión social de la industria del esparto en la localidad. En los mejores años de la industria, quizá desde 1940 a 1955, son varios centenares de puestos de trabajo, entre personal directo e indirecto, los imputables a la actividad industrial del esparto en Jumilla. Las estadísticas de personal ocupado durante esos años son escasas y poco fiables. La estimación resulta difícil, teniendo en cuenta, además, que la actividad era bastante estacional, dependiendo sobre todo del ritmo de las cogidas de esparto en el monte y de la demanda de esparto picado. En la industria trabajaba una importante proporción de personal femenino, algo novedoso en la localidad: eran las picaoras, las operarias que colocaban con las manos el esparto bajo los mazos para dejar al aire la fibra textil. En la zona de El Arsenal, la calle de Las Picadoras rinde homenaje a estas mujeres que realizaban un trabajo duro y no exento de riesgos y que fueron antecedente de la incorporación de la mujer al trabajo en la industria, al que hoy estamos acostumbrados. Cuando en 1959 el llamado Plan de Estabilización de la Economía Española provoca el abandono de la política de economía autárquica y la importación de productos alternativos al esparto, se pierden casi de golpe los puestos de trabajo en la industria y todas las tareas de cogida del esparto en el monte. Estos hechos, unidos a un cierto favorecimiento de los movimientos migratorios por parte del Estado, colaboraron no poco al abandono de la localidad, en pocos años, de miles de personas, en un proceso de drenaje de población del que Jumilla aún no se recuperado.

Fernando Sánchez-Cerezo Roch